2 nov 2009

El mar en la palma de la mano

Hace años que cada vez que voy a la Costa me traigo piedras y caracoles. En casa tengo por todos lados, arriba de repisas, mesas, en la barra, hasta en la ventana de la cocina. Llevo también siempre alguna en la mochila. Y Caro, mi super novia, también tiene.
Agarrarlas me hace pensar en la playa, el ruido de las olas y el horizonte de agua. Enseguida me encuentro allá, en Villa Gesell, reviviendo algún momento específico o, simplemente, sintiendo lo que allá sentía.
Por otro lado mi casa tiene agujeros por todos lados, en las repisas, mesas, en la barra, hasta en la ventana de la cocina. Agujeros que comunican al mar. Hasta llevo un agujero en la mochila; y cada vez que lo veo, miro para el otro lado. Pero siempre tengo que volver.

Sin embargo, estos Hechizos de Translocación me cambian el día, y la vida.

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