1 nov 2009

Materialización a través de la palabra

Resulta que estábamos en la hora del almuerzo, un sábado como muchos otros, entre la clase de Idioma chino y la de Digitopuntura, comiendo en la vereda que da a Corrientes al 5000, charlando de los seres queridos que, en general, evitan con sus sentimientos que una persona lista ya para morir se siga quedando en este mundo, sufriendo. Fue en este momento que Diego, uno de mis compañeros, habló de un libro.

El libro cuenta la experiencia que Marlo Morgan vivió junto a los aborígenes australianos mientras recorrían el inmenso desierto de Australia. Diego citó el libro para contar que estos aborígenes tenían la habilidad de (cuando creían que su misión se había cumplido) sentarse y morir, desconectarse.

Diego, sin saberlo, realizó en ese momento un Hechizo de Invocación.

Porque 2 días después, vagando dentro de la Boutique del Libro de San Isidro mientras mi novia se recuperaba de una apendisectomía en el San Lucas, me choqué con el libro. No estaba junto con muchos otros, sino que, en lugar de verse sólo su lomo, lo habían puesto de manera que se veía la tapa. Apoyado en el estante, tapando otros libros que quedaban detrás, el libro me miraba sonriente y yo, un poco atónito, devolvía el gesto.
Desgraciadamente no tenía plata para comprarlo, así que después lo busqué en Internet, lo bajé y lo imprimí. Ahora lo estoy leyendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario